Un mal control de las emociones también puede dañar la salud de tu corazón.
Vivimos en un mundo frenético, lleno de desafíos y responsabilidades que nos acechan a cada paso. En este escenario caótico, es normal que nuestras emociones fluctúen y que, en ocasiones, nos sintamos abrumados. Aceptar que es imposible estar emocionalmente bien todo el tiempo es el primer paso hacia una comprensión más profunda de nuestra propia existencia.