El corazón, ese pequeño músculo involuntario que golpea tu cuerpo repetidas veces dándole la vida que necesita y que, ante un disgusto, ante una sorpresa, ante el amor, o ante lo que sea, reacciona. Siempre reacciona. Cuidar el corazón no es sólo cuidar tu cuerpo, debes cuidar tu mente, y cuando eso es necesario lo mejor que puedes hacer es recurrir a profesionales. Yo estaba a punto de sufrir un colapso nervioso cuando contacte con un profesional, para mí el mejor de los psicólogos en Zaragoza, al que os redirijo por si necesitáis ayuda.
Se trata del Gabinete de Psicología de Marisa Hernández Torrijo, una experta en psicología como la copa de un pino que además ahora, sabiendo cómo están las cosas, si presentas tu tarjeta del Inem demostrando que estás en paro, te cobrará sólo 45 euros por sesión.
Yo acudí a ella porque, a raíz de no encontrar trabajo de lo mío y llevar trabajando ya tres años en la hostelería estaba empezando a caer en una depresión que ya me estaba dando algún que otro susto. No quería ir a trabajar, pero lo hacía, porque necesitaba el dinero ¡Y gracias a Dios que tenía ese trabajo porque sino habría sido peor! Me levantaba sin ánimo y cuando llegaba a allí y me hacía a la idea del horario que tenía esa semana siempre venía alguien y me lo cambiaba por algún motivo, y eso me hundía más. La idea de no poder programar nada me mataba. Además, sé a ciencia cierta que deben darte el horario del mes antes de que este comience y a mí me daban los viernes el horario de la semana siguiente. Una auténtica barbaridad.
Pero es que rompían mil reglas más. Por ejemplo, nunca me daban descanso. Yo podía estar las 8 horas de pie trabajando y nunca me daban mis 15 minutos reglamentarios. Nunca. Y lo dice la ley, leed este artículo y lo comprobaréis. Y mil cosas más que se me iban juntando y yo me iba deprimiendo al comprobar cómo me pisaban y hacían de mi vida lo que les daba la gana. Y si un día tenía un turno de 12 horas pues lo tenía y tenía que callarme. Era horrible.
La psicóloga me ayudó a pasar por ese trance, me ayudaba a quererme más y a disfrutar de mi tiempo de ocio y aquellas palpitaciones que tenía casi diariamente desaparecieron poco a poco. Mi corazón se relajó y yo pude sonreír un poco de nuevo.
No podemos permitir que el trabajo o cualquier problema externo influya tanto en nuestra vida que acabe poniéndola patas arriba y esto repercuta en nuestra salud porque no merece la pena. No nos pagan lo suficiente como para aguantar eso. Así que si tú sola/o no sabes cómo hacer para sentirte mejor, para ser más feliz, para disfrutar de tu tiempo de ocio, recurre a un profesional que te ayude a saber manejar tu vida porque todos sabemos que, hoy por hoy, no podemos dejar nuestro trabajo, aunque no nos guste, pero sí podemos aprender a ser felices el resto del tiempo que tenemos libre.