Una de las principales actividades para prevenir enfermedades y dolencias cardiovasculares es, además de la reducción de malos hábitos como la mala alimentación, el sedentarismo extremo o el consumo de tabaco y alcohol, hacer deporte. El deporte es, aunque parezca mentira, una solución invisible a buena parte de los problemas anatómicos. Hoy vamos a ofrecer una ruta distinta para hacer running o simplemente andar por los sitios que ver en Córdoba. Una buena forma de ponernos a tono, eliminar o minimizar riesgos y, además, como extra, recorrer lugares de la historia de una ciudad con muchos recovecos y leyendas como es la ciudad de la Mezquita. En nuestras sugerencias deportivas de hoy en Córdoba tenemos la citada Mezquita, el Palacio de Viana y el inconmensurable placer de los patios de Córdoba. Tres opciones para ponerse en forma de una manera cultural, disfrutando de la belleza imperial de una ciudad única.
Evidentemente, la propia Mezquita es uno de los lugares más emblemáticos de la ciudad. Denominada con anterioridad Santa María Madre de Dios y Gran Mezquita de Córdoba, la antigua mezquita ahora responde al nombre de Catedral de la Asunción de Nuestra Señora. Estas modificaciones se deben, fundamentalmente a la mezcla de culturas y a los cambios de culto regente y administrador del espacio. El monumento se ha convertido, sin lugar a dudas, en una de las referencias más importantes de la arquitectura islámica de la Península Ibérica. El otro es la Alhambra de Granada. Son los vestigios más importantes de la época de Al Ándalus y sin duda merece la pena perderse por sus lugares cargados de Historia e historias. Declarada como Patrimonio de la Humanidad, la Mezquita Catedral de Córdoba ofrece uno de los atractivos más impresionantes del turismo nacional: el patio de los arcos de mármol rojos y blancos. Pero no es la única atracción que puede disfrutarse en la Mezquita de Córdoba, cuyos patios, torres (la del Campanario es la más destacada), Mihrab y otras estancias ofrecen un recorrido para degustar. En nuestra tarea de hacer deporte, la Mezquita Catedral de Córdoba puede suponer un espacio perfecto para andar y subir y bajar escaleras. Nuestro corazón agradecerá el fortalecimiento que experimentará tras el recorrido, que evidentemente tendrá que ser acompañado de otras salidas asiduas. Una carrera o un paseo sirve de tan poco como ninguno. Lo importante es la regularidad.
Otra de las visitas turístico deportivas que se pueden realizar en Córdoba (esta es algo menos conocida, pero no por ello menos impresionante) es la del Palacio de Viana, la joya invisible de la ciudad andaluza. En pie desde 1492, el palacio es testigo de la Historia e intrahistoria de la ciudad. Desde los Figueroa, que lo construyeron sobre los muros de una casa medieval, hasta la fundación Cajasur (la Caja Provincial de Córdoba), que lo gestiona hoy desde 1980, el palacio ha experimentado numerosos cambios de mano y propiedad, fundamentalmente entre familias nobles y acaudaladas del sur. Es un complemento perfecto a la excursión y paseo de la Mezquita, aunque, eso sí, recomendamos que se hagan en días e incluso semanas distintas, con el fin de dejar que los músculos se oxigenen y no se carguen en exceso para prevenir lesiones incómodas. En este espacio, además del mero hecho deportivo, podemos disfrutar del conjunto de patios y los salones de la casa palacio, vinculada desde sus inicios al aspecto señorial e imponente que le confirieron cada una de las familias burguesas y nobles que ostentaron su pertenencia. Para concluir nuestra visita turística, histórica y deportiva se puede caminar por sus doce patios, acompañados del jardín, que suponen un recorrido imprescindible.
Más allá de la Mezquita y el Palacio de Viana existen otros recorridos recomendables tanto por su nivel en lo deportivo, cargados de beneficios, como por su valor artístico, histórico y cultural. Pocas cosas albergan más belleza que los patios de Córdoba. Considerados también como Patrimonio de la Humanidad, su punto álgido tiene lugar durante el Festival de los Patios Cordobeses, celebrado en los primeros quince días de mayo, ya que en esas dos semanas los propietarios abren los patios y reciben visitantes. Sin duda, otra buena forma de caminar, andar, alejar dolencias y enfermedades cardiovasculares.