Cuando no tenemos costumbre de hacer ejercicio, nuestro principal enemigo es la pereza. Si nunca hemos practicado deporte, tenemos la falsa idea preconcebida de que es una actividad en la que se sufre. Así que la mejor manera de empezar es haciendo actividades que nos resulten divertidas, de manera que el esfuerzo empleado no nos suponga ningún suplicio.
La forma más entretenida de practicar deporte es practicarlo en equipo o en grupo. Ver a otros estimula y anima. Además, los deportes de equipo como el pádel, el fútbol o el baloncesto centran nuestra atención en la competitividad y distrae nuestra atención del ejercicio al juego.
Practicar ejercicio en solitario supone una fuerza de voluntad y una autodeterminación que quizá se deba adquirir con el tiempo, cuando entrenar ya no suponga una barrera ente nuestro bienestar y nuestra salud. En el caso de que sea nuestra principal opción, es aconsejable acompañarnos de música de nuestro agrado que incite al movimiento. Para guiarnos en nuestra actividad podemos recurrir a libros prácticos que aporten consejos a seguir sobre dieta y deporte, o consultar a algún gimnasio online, donde obtendremos esta misma información pero personalizada según nuestras necesidades.
Apuntarse a un gimnasio con actividades dirigidas también resulta mucho más divertido que pasar el tiempo en la sala de máquinas. Existen clases muy variadas que pueden ajustarse más a nuestros intereses. Además, en el gimnasio conoceremos gente con nuestras mismas dificultades y preocupaciones de salud. También podemos apuntarnos con algún amigo y apoyarnos para ir juntos; esto evitará que paguemos una cuota sin pisar el centro y probablemente hará que esta nos resulte más económica. El personal del gimnasio también nos asesorará sobre los ejercicios más adecuados para nosotros.