Cómo acondicionar la casa para no enfermar.

Enferma en casa

Nuestra casa es nuestro refugio frente a las inclemencias del tiempo. Nuestro lugar seguro. A pesar de ello, una casa mal acondicionada puede convertirse en una fuente de enfermedad. Te contamos como acondicionar tu hogar para proteger tu salud y la de los tuyos.

El blog Vivienda Saludable advierte que no contar con un confort adecuado en nuestra casa, tiene consecuencias directas para nuestra salud. Una mayor propensión a coger gripes y resfriados, incubación de posibles afecciones pulmonares como la bronquitis o el asma y una sobreexcitación del sistema nervioso central.

Según este blog, el aislamiento térmico y acústico, una buena ventilación y la entrada abundante de luz natural del exterior son aspectos claves para convertir nuestra casa en un lugar seguro.

La ausencia de luz natural, o su sustitución por luz artificial, nos produce cefaleas. Contribuye a generar fatigas y vértigo. El cuerpo necesita generar su dosis diaria de vitamina D para funcionar, algo que conseguimos mediante la absorción de los rayos del sol.

Por otro lado, una casa mal aislada térmicamente puede hacer que enfermemos, sobre todo en invierno. La salida del calor del interior de la casa y la entrada de frío del exterior, nos hace más propensos a coger enfermedades víricas. Está comprobado que la entrada de aire del exterior trae consigo contaminantes químicos como el monóxido de carbono y el dióxido de azufre, que pasan, de esta manera, a estar dentro de nuestro hogar y, por consiguiente, los respiramos. El aislamiento térmico es un aspecto de la vivienda a la que debemos prestar una especial atención.

Tampoco debemos olvidarnos del aislamiento acústico. El exceso de ruido del exterior excita los nervios. Nos genera una situación de tensión permanente que nos impide descansar y merma nuestro sistema inmunológico.

Estas son algunas consecuencias para la salud de no tener la casa convenientemente acondicionada. Te vamos a dar algunas propuestas para resolver este problema.

Mejorar el aislamiento térmico. 

Este es el problema de fondo. Una casa mal aislada hará que pasemos, en su interior, calor en verano y frío en invierno. Nos costará gastar mucho en calefacción y en aire acondicionado para aclimatar la vivienda.

Es un problema de construcción. Todos los muros, paredes y techos, tanto internos como externos, cuentan con cámaras de aire interiores que se rellenan de material aislante. El aislamiento térmico insuficiente es un inconveniente generalizado en la mayoría de viviendas españolas. Ya no solo por la calidad de los materiales de construcción, que por supuesto influye, sino porque los elementos y técnicas aislantes que se utilizaban antes son menos eficientes que las que se emplean ahora. Podemos decir, en este sentido, que la tecnología ha evolucionado a favor del bienestar humano.

El parking de viviendas en nuestro país tiene una antigüedad media de 43,5 años. Esto quiere decir que la mayoría de las casas residenciales están construidas durante o antes de la década de los 80. Aunque hayan sido rehabilitadas total o parcialmente. Esto pone en evidencia el problema del que estamos hablando. El aislamiento de los edificios.

Reforzar este aislamiento, hasta hace poco, era costoso y farragoso. Había que hacer obras. Tirar las paredes, rellenar las cámaras de aire y volver a levantar el tabique. Los técnicos de Crear Sur, una empresa de reformas integrales de Granada, especializados en aislamientos, hablan de una técnica novedosa que permite efectuar aislamientos sin hacer obra. Se trata del aislamiento insuflado. Consiste en abrir un pequeño agujero en la pared que se quiere aislar, y por medio de una máquina a presión, inyectar el material aislante, de manera que se vaya dispersando y ocupando toda la cámara interna. Terminado el trabajo, el orificio se cierra, sin tener que abrir la pared en ningún momento.

Colocar ventanas de PVC.

Relacionado con el punto anterior está el tema de los cerramientos. De poco nos sirve tener las paredes bien aisladas si la temperatura interna se pierde por puertas y ventanas.

Las ventanas de PVC son un avance en el aislamiento de los hogares. El PVC es uno de los materiales más aislantes que se utilizan en la construcción. Los marcos de estas ventanas funcionan como un muro térmico. Separan radicalmente la temperatura que hay en el interior de la que se da en el exterior.

A finales del siglo pasado y principios de este se puso de moda la carpintería de aluminio. Era un sistema versátil para cerrar los edificios. El problema estriba en que el aluminio es un conductor del frío. Por su propia naturaleza, los perfiles de las ventanas captaban el frío de la calle y lo transmitían al interior de la vivienda. Para frenar esta dinámica, había que rellenar el interior de los marcos con un material aislante, generalmente goma, utilizando un mecanismo conocido como R.P.T. (Rotura de Puente Térmico). La eficacia de este sistema no deja de ser relativa y en cierto modo costosa. A día de hoy, una ventana de aluminio igual de aislante que una de PVC, nos sale más cara.

El sistema de cerramiento tradicional son las puertas y ventanas de madera. La madera, efectivamente, es un buen aislante térmico. El problema es que este material se erosiona con el tiempo. La madera se contrae y surgen grietas por donde entra el frío del exterior.

La sustitución de las ventanas antiguas por unas nuevas de PVC es una práctica que en los últimos años se ha vuelto tendencia. Más que otra cosa, porque recibían subvenciones públicas. Con independencia de que recibas o no una ayuda del Estado, esta es una medida a considerar para mejorar la confortabilidad de tu hogar.

Prevenir las humedades por condensación. 

Cuando aparecen, las humedades es un problema que preocupa a los moradores de una vivienda. No es para menos. La humedad en paredes y techos hacen que se concentren hongos, ácaros y esporas que pueden afectar a nuestro sistema respiratorio, provocando o agravando una bronquitis o un asma. Todo ello sin olvidar que crea un espacio insalubre que afecta a nuestro esqueleto óseo.

El tema de la humedad daría para escribir un artículo completo, cuando no un libro monográfico. Existen diferentes tipos de humedad, que tienen distintas causas y, por tanto, diferentes soluciones. Nos vamos a detener en la humedad por condensación, un tipo de humedad que no está causada por deficiencias o daños sufridos en la vivienda, sino que se produce de manera natural.

La condensación es la generación y acumulación de vapor de agua, provocado por la diferencia de temperaturas. En invierno, cuando en el interior de nuestra casa hace calor y en la calle hace frío, es natural que se genere un vapor que termina depositándose en los elementos que están en contacto con el exterior. Lo podemos apreciar en los cristales empañados de las ventanas que dan a la calle, cuando nos levantamos.

El problema de esta humedad es que si no se elimina, con el tiempo, puede acumularse en paredes y techos.

Prevenir esta humedad es tan sencillo como ventilar la casa. Dejar abiertas las ventanas al menos 10 minutos al día, aunque fuera haga frío. Algunas dependencias del hogar, donde se genera calor o vapor de agua, deben estar ventiladas, como cocinas y baños. Así como los dormitorios, por cuestión de salud. Si en nuestra casa tenemos habitaciones interiores, sin salida al exterior, es interesante plantearse sistemas de ventilación automáticos.

Uso responsable de la calefacción. 

No utilizar la calefacción adecuadamente puede dañar nuestra salud. Bien porque pasemos frío en el interior de casa, o bien, por lo contrario. Que tengamos mucho calor y cuando salgamos a la calle, por la diferencia de temperatura, nos arriesguemos a enfermar. En este sentido, la empresa Naturgy, antiguo Gas Natural, nos presenta unos interesantes consejos en su web para utilizar la calefacción de manera responsable. Estos son algunos de ellos:

  • Durante el día, cuando estés en casa, debes mantener la temperatura entre 19 y 21º Centígrados.
  • Por la noche basta con que esté entre 15 y 17º, ya que dormimos abrigados.
  • No es necesario tener encendida la calefacción toda la noche. Si podemos programar el termostato, es interesante apagar la calefacción a la hora de dormir, si la casa está caldeada y así aprovechar el calor residual. Y volver a encenderla cuando la noche avanza hacia su fin. Entre las 4 y las 5 de la madrugada.
  • Durante la mañana, abre las persianas para que entre la luz del sol. Esto ayudará a calentar la casa de manera natural, por lo que podemos apagar la calefacción o a bajarla.
  • Es más eficiente ajustar el uso de la calefacción al tiempo real que estemos en la vivienda. Dejar la calefacción encendida todo el día no es bueno para nuestros bolsillos, ni imprescindible para nuestro hogar.
  • Efectúa un buen mantenimiento del sistema de calefacción. Purga los radiadores periódicamente y revisa la caldera una vez al año.

Al acondicionar nuestra casa nos vamos a sentir más cómodos cuando estemos en ella y sobre todo nos vamos a proteger frente a las enfermedades.

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