En España, el número de niños con trastornos de la conducta alimentaria (TCA) ha aumentado un 50% desde el año 2010. En la actualidad muchos niños y niñas de 9 y 10 años padecen conductas alimentarias alteradas como darse atracones, vómitos autoinducidos, realizar ejercicio excesivo o alta preocupación por el peso. Varios estudios han descubierto que la prevalencia de padecer algún trastorno de conducta alimentaria es mayor entre las niñas y los menores con sobrepeso y obesidad.
Desde la Asociación de Bulimia y Anorexia de Pontevedra explican que después del confinamiento los casos de estos trastornos se dispararon: “En su momento, los detectamos entre muchas niñas de entre 13 y 14 años. Pero siguen siendo una constante».
Las redes sociales podrían estar detrás de este aumento de casos, ya que en ellas se les da gran importancia al físico y por eso utilizan los filtros y retoques. Muchos niños creen que la delgadez es sinónimo de éxito y fama. Algunos foros fomentan conductas que facilitan los trastornos de conducta alimentaria porque en estas páginas los niños pueden ver trucos o experiencias para adelgazar.
Los profesionales del Centro de psicología Sur nos han explicado cuáles son las causas que provocan esta enfermedad: los estereotipos, la influencia de los medios de comunicación, los problemas familiares, el uso de las redes sociales, la presión social sobre la imagen corporal, los retoques en las plataformas sociales, los antecedentes familiares de trastornos alimentarios, la falta de equilibrio emocional, la percepción negativa sobre la propia imagen, etc.
Hay muchas causas que entran en juego, por lo que no solo hay una. Los padres deben saber cuáles son los síntomas para tratar esta enfermedad cuanto antes. Los niños que sufren estos trastornos, al principio, no quieren tomar los alimentos precocinados y prefieren las verduras. Pero el problema viene cuando empiezan a reducir cantidades de alimentos ingeridos y a expresar una clara preocupación por el peso.
Algunos menores presentan síntomas de anorexia nerviosa y sus padres se dan cuenta de que tienen esta patología porque dejan de comer. Los trastornos alimentarios afectan, sobre todo a menores que son muy perfeccionistas y con una elevada vulnerabilidad. Varios estudios han comprobado que estos trastornos provocan todo tipo de problemas de salud, como malnutrición y carencias alimentarias.
Se puede prevenir estos trastornos de la conducta con las campañas de concienciación que promuevan estilos de vida saludables. Además, ante cualquier sospecha es importante acudir al médico para hacer una valoración. Es muy importante que los padres estén atentos a los comportamientos de los hijos y a los síntomas. Si el trastorno alimentario no se diagnostica a tiempo puede convertirse en una enfermedad crónica, ya que hay muchos adultos que comenzaron con estos trastornos cuando eran pequeños.
El especialista debe saber por qué se ha iniciado el trastorno, descubrir si el menor tiene sobrepeso, o si son los padres quienes le han presionado por su aspecto físico. Muchos padres están preocupados por el peso y ponen a sus hijos a dieta sin supervisión de un nutricionista. En España, la mitad de los menores españoles sufre sobrepeso, por lo que se considera un factor de riesgo para padecer un TCA. Los niños que sufren bulimia realizan a escondidas los atracones, es decir, que comen grandes cantidades de alimentos pero no vomitan ni usan los laxantes. Estos menores siguen una dieta estricta y hacen ejercicio de forma excesiva.
Desde 20minutos explican que «la gran diferencia con la anorexia es que no tiene por qué existir una perdida de peso o una restricción de la ingesta de forma mantenida». Los menores con esta enfermedad tienen “dismorfofobia”, es decir, se ven determinadas partes del cuerpo más voluminosas de lo que las tienen en realidad.
Hay dos tipos de bulimia: purgativa y no purgativa. En la primera después del atracón la persona recurre a vómitos, laxantes o diuréticos. La no purgativa consiste en que tras el atracón realiza ejercicio excesivo. Los niños con este trastorno necesitan un tratamiento especializado para superar esta enfermedad y es importante iniciar cuanto antes la terapia. Los padres también pueden acudir a la terapia con el psicólogo, porque los menores muchas veces niegan los síntomas.
El menor debe acudir a terapia y en las sesiones aprenderá a gestionar las emociones de forma saludable porque el tratamiento suele centrarse en abordar los patrones cognitivos o emocionales que puedan estar desencadenando el trastorno. El pequeño debe comer con regularidad y seguir unos hábitos alimentarios saludables. Los expertos explican que si los síntomas son graves, el niño tendrá que recibir tratamiento en un hospital.