Formas de cuidar tu corazón

Durante mucho tiempo, no le di mucha importancia a mi corazón. Pensaba que con no fumar, moverme un poco y no abusar de la comida basura, ya era suficiente. Pero, con el tiempo, me di cuenta de que no es tan simple. El corazón es más frágil de lo que creemos y muchas cosas lo afectan sin que nos demos cuenta.

No solo importa lo que comemos o si hacemos ejercicio, también le afectan el estrés, la falta de descanso, las preocupaciones diarias. Incluso cosas que parecen sanas, como hacer demasiado deporte o seguir hábitos de forma obsesiva, pueden acabar pasándonos factura.

Yo aprendí a cuidar mi corazón poco a poco, escuchando mi cuerpo y prestando atención a lo que me hacía sentir bien. Y creo que todos deberíamos hacerlo antes de que sea tarde. No hace falta esperar a que el cuerpo nos dé un susto para empezar a cuidarnos. Pequeños cambios pueden marcar una gran diferencia. No se trata de vivir con miedo, sino de darle a nuestro corazón el descanso y el cuidado que se merece.

Porque, al final, sin un corazón sano, todo lo demás deja de importar.

 

Factores que dañan el corazón

  1. Mala alimentación: Es obvio que la comida influye en la salud del corazón. El exceso de grasas saturadas, el abuso de ultraprocesados, el exceso de azúcar y la falta de alimentos frescos y naturales acaban dañándolo. Durante un tiempo, yo no prestaba mucha atención a esto. Comía lo que me apetecía, sin pensar en las consecuencias. Pero, cuando me informé sobre cómo ciertos alimentos pueden aumentar el colesterol, endurecer las arterias y forzar al corazón a trabajar más, entendí que no era solo una cuestión de peso, sino de salud real.
  2. Estrés y ansiedad: Esta fue una de las grandes sorpresas para mí. Siempre había pensado que el estrés era más bien un problema mental, algo que afectaba al estado de ánimo pero no tanto al cuerpo. Error. El estrés continuado hace que el cuerpo libere hormonas como el cortisol, que elevan la presión arterial y ponen al corazón en un estado de tensión constante. Yo lo noté en momentos de mucho trabajo, cuando dormía mal y mi ritmo cardíaco estaba siempre acelerado sin razón aparente.
  3. Sedentarismo: Pasar demasiado tiempo sentado es un problema enorme. Y lo peor es que es fácil caer en esto sin darnos cuenta. No hace falta ser una persona perezosa para ser sedentario: basta con tener un trabajo de oficina (como yo, que soy escritora), pasar muchas horas en el ordenador o el móvil y no compensarlo con suficiente movimiento. El corazón necesita actividad para mantenerse fuerte. Cuando me di cuenta de que pasaba la mayor parte del día sin moverme, empecé a hacer pequeños cambios: caminar más, subir escaleras en vez de usar el ascensor y hacer pausas activas.
  4. Deporte en exceso: Al principio, pensé que hacer ejercicio siempre era bueno. Pero resulta que, si te pasas, también puede ser perjudicial. No es lo mismo hacer deporte de forma moderada que entrenar de manera extrema sin dejar al cuerpo recuperarse. Un exceso de ejercicio sin descanso suficiente puede aumentar el riesgo de arritmias y desgaste cardíaco. No se trata de vivir con miedo, pero sí de encontrar un equilibrio.
  5. Falta de descanso: Dormir mal o poco también pasa factura al corazón. Cuando el cuerpo no descansa bien, el sistema cardiovascular sufre. Y esto es algo que a veces descuidamos sin darnos cuenta. Pensamos que podemos tirar con pocas horas de sueño, pero en realidad estamos acumulando un desgaste que se nota con el tiempo.

 

Cómo cuidar el corazón

Una vez que entendí los factores que dañaban mi corazón, empecé a buscar formas de protegerlo y fortalecerlo.

Algunas son bastante sencillas, otras requieren más esfuerzo, pero todas merecen la pena.

  1. Mejorar la alimentación: No hace falta volverse un fanático de la comida sana, pero sí es importante hacer cambios. En mi caso, reduje los ultraprocesados y añadí más frutas, verduras, frutos secos y pescado azul a mi dieta. También empecé a beber más agua y a vigilar el consumo de sal y azúcares.
  2. Gestionar el estrés: Este ha sido uno de los mayores retos para mí. Aprendí a identificar qué cosas me generaban ansiedad y a buscar maneras de reducirlas. Practicar respiración profunda, hacer pausas durante el día y aprender a decir “no” a ciertas cosas han sido clave. También me ha ayudado mucho pasar más tiempo en la naturaleza. Salir a caminar por un parque o darme una escapada a la montaña me ayuda a relajarme y a desconectar del ritmo frenético del día a día.
  3. Ejercicio con cabeza: Ahora hago deporte de manera más equilibrada. Camino cada día, hago algo de ejercicio de fuerza un par de veces por semana y evito los excesos. Ya no veo el ejercicio como una obligación o un castigo, sino como una forma de mantenerme bien.
  4. Descanso de calidad: He mejorado mi rutina de sueño, asegurándome de dormir entre 7 y 8 horas cada noche. También intento reducir el uso de pantallas antes de dormir y crear un ambiente relajante en mi habitación.
  5. Saunas y baños relajantes: Algo que descubrí hace poco gracias al asesoramiento de Saunas Luxe, fabricantes de saunas finlandesas a medida, y que me ha sorprendido MUY gratamente, es el efecto positivo de las saunas en el corazón. El calor ayuda a dilatar los vasos sanguíneos y mejora la circulación. No es algo que haga todos los días, pero cuando tengo la oportunidad, me doy el gusto de relajarme en una sauna o tomar un baño caliente. Se nota la diferencia.
  6. Control médico: Antes no le daba importancia a esto, pero ahora me hago chequeos periódicos para asegurarme de que todo está en orden. No hace falta esperar a tener síntomas para cuidar el corazón. Revisar la presión arterial, los niveles de colesterol y la salud en general es una forma de prevenir problemas antes de que sean graves.

 

Consejos diarios para mantener un corazón fuerte

Cuidar el corazón no requiere cambios drásticos, sino pequeños hábitos que, con el tiempo, marcan la diferencia.

Aquí tienes algunos consejos que aplico en mi día a día:

  1. Bebe suficiente agua: La hidratación es clave para una buena circulación y evita que la sangre se espese demasiado, lo que reduce el riesgo de problemas cardíacos.
  2. Reduce la cafeína y el alcohol: Un café al día no hace daño, y eso lo sabemos todos, pero el exceso puede aumentar la presión arterial. El alcohol, por su parte, también puede afectar al ritmo cardíaco.
  3. Aumenta la fibra en tu dieta: Frutas, verduras, legumbres y cereales integrales ayudan a reducir el colesterol malo, que es uno de los grandes enemigos del corazón.
  4. Evita estar mucho tiempo sentado: Si trabajas en oficina, intenta moverte cada hora, hacer estiramientos o dar pequeños paseos. El sedentarismo afecta la circulación y la presión arterial.
  5. Duerme bien: Un descanso de calidad regula la presión arterial y permite que el corazón se recupere del esfuerzo diario. Intento acostarme y levantarme a la misma hora para mejorar mi sueño.

Estos pequeños cambios pueden parecer insignificantes, pero, en conjunto, ayudan a mantener un corazón más fuerte y sano con el paso del tiempo.

 

Actividades prácticas para fortalecer el corazón

Además de los hábitos diarios, hay actividades concretas que ayudan a mejorar la salud cardiovascular y reducir el estrés:

  1. Baños de contraste: Alternar agua fría y caliente en la ducha ayuda a mejorar la circulación y relajar los músculos. Al principio cuesta, pero después te sientes más ligero.
  2. Respiración profunda y meditación: Tomarse unos minutos al día para respirar de forma consciente ayuda a reducir el estrés y estabilizar el ritmo cardíaco. Intento hacer cinco minutos de respiración profunda cada mañana.
  3. Caminar después de comer: Un paseo de 10-15 minutos después de las comidas mejora la digestión y regula el nivel de azúcar en sangre, reduciendo el esfuerzo del corazón.
  4. Masajes y automasajes: Estimulan la circulación y ayudan a relajar la tensión acumulada en el cuerpo. Un simple masaje en las piernas puede hacer que notes las piernas menos pesadas.
  5. Ejercicio moderado: No hace falta correr maratones para cuidar el corazón. Actividades como yoga, pilates o incluso bailar un rato en casa mantienen el corazón activo sin someterlo a un esfuerzo extremo.

Incorporar estas prácticas en la rutina diaria no requiere mucho esfuerzo y puede marcar una gran diferencia en la salud del corazón a largo plazo.

 

El corazón nos ha de durar toda la vida: ¡Cuídalo!

A veces pensamos que nuestro corazón es fuerte, que puede con todo. Y es cierto, es un órgano resistente, pero no invencible. Cuanto antes empecemos a cuidarlo, mejor. No se trata de hacer cambios drásticos de un día para otro, sino de ir incorporando hábitos que sumen.

Yo me he dado cuenta de que cuidar el corazón no solo mejora la salud física, sino también la mental. Sentirse bien, sin preocupaciones innecesarias, con un cuerpo que responde y un ritmo de vida más equilibrado, es algo que se nota cada día.

Si hay algo que me gustaría que recordaras después de leer esto, es que nunca es tarde para empezar a cuidar tu corazón. Pequeños cambios pueden marcar una gran diferencia.

Y tu corazón trabaja por ti cada segundo, y se merece ese cuidado.

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