En estos tiempos de vida rápida en los que vivimos, donde todo se mueve de prisa, donde siempre vamos corriendo a llevar a los niños al colegio, al supermercado, al pillar el metro para llegar a tiempo al trabajo o incluso para poder estar en el gimnasio media hora, es importante pensar también en nuestra salud, en que este tipo de ajetreo no es nada bueno para el corazón. A mí el mío, de hecho, me un toque de atención hace un tiempo y estoy tratando de poner orden en mis rutinas de vida gracias a las manualidades y simplemente tirando de cuerdas que compro en Cuerdas Valero y de otros materiales fáciles de conseguir como son la madera que saco de los palés o los plásticos que a veces reciclo también de las bolsas que nos dan en las tiendas.
Y es que, como os digo, con los materiales más sencillos y sin apenas esfuerzo, solo con un poco de paciencia, podemos llegar a construir un montón de cosas y mejorar nuestra calidad de vida. Yo tuve que hacerlo por obligación, porque un día empecé a sentir taquicardias y acudí al médico con la tensión por las nubes. Me explicó que vivía en medio de un estrés increíble y que tenía que empezar a dejar de lado actividades que me producían ese agobio, incluso trabajar menos, e intentar distraerme con cosas que no requiriesen tanto esfuerzo y me calmasen.
Al principio me lo tomé un poco de broma, no creía ni de lejos que todo aquello que me recomendaba me fuese a ayudar, pero la verdad es que tenía más razón que un santo. Dejé de trabajar tanto. Obviamente meditándolo mucho antes. Tenía varios trabajos, un sueldo fijo y algunas colaboraciones que hacía para determinadas universidades como profesor de Química, que es mi especialidad. Pero realmente lo hacía solo porque me gustaba y porque quería ganar más dinero para darles una mejor calidad de vida a mis hijos. Increíble pero cierto, la calidad de vida la ganaron una vez que dejé esos trabajos.
Y es que de repente volvían a tener a su padre en casa para jugar con ellos por las tardes y además disfrutábamos de actividades en familia, que esas sí que no están pagadas con nada. De esta forma dejé de agobiarme por entregar exámenes corregidos a tiempo, por preparar las clases del día siguiente, etc. Y logré sentirme más relajado y feliz al jugar con mis hijos en casa.
Juntos, con materiales tan simples como las cuerdas de la empresa Cuerdas Valero o neumáticos que pedí al taller de al lado de casa que me guardase cuando fuesen a cambiar algunos viejos, hemos hecho desde un columpio hasta una caseta nueva para el perro, y de cara a la Navidad hemos encontrado muchas más ideas para nuevas manualidades.
Me siento realmente muy tranquilo ahora y apenas tengo esas variaciones de pulso ni tensión alta, y he de decir que estoy realmente agradecido a este cambio de vida, que descanso mejor por las noches y me siento mucho más realizado.