Igual que existen alimentos que son mejores o peores para el corazón, existen profesiones que afectan de una manera o de otra a nuestro motorcillo. Yo tampoco lo sabía hasta que conocí a un amigo que trabajaba como detective privado en la empresa Castellana Detectives, y me contó que en una de las revisiones le comentaron que uno de los problemas que puede sufrir en su trabajo, es un infarto o algo similar debido a la presión a la que están sometidos.
Y claro es algo que nunca te has parado a pensar, pero tiene su lógica. Te imaginas que tienes que investigar una posible infidelidad de un marido a su mujer. Pues está claro que tienes que ser muy cuidado con todos tus movimientos. Nadie te puede ver ni sentir. Eso supone un estrés que en ocasiones el pobre corazón acaba pagando. Aunque no todo queda en cosa de cuernos, muchas empresas contratan a detectives para obtener información de la contraparte en procesos de negociación e internacionalización. O en procesos internos, la búsqueda de pruebas para apoyo en litigios, competencia desleal o hurtos internos y pérdidas desconocidas. Ya que los robos en la propia empresa están al orden del día.
Detectives Privados, riesgos cardiacos
Así pues, si eres detective privado tienes que cuidarte ese corazón. Y lo mejor es haciendo diferentes ejercicios físicos, y sobre todo, con una dieta equilibrada. Ya que según me contó mi compañero, es otro de los problemas que tiene esta profesión, los malos hábitos de comidas. Y es que no es fácil marcarte una rutina cuando tienes que vivir permanentemente de lo que hacen otros.
- Pero no es la de detective la única profesión donde la patata sufre más de la cuenta. En los últimos años, y más con la famosa crisis, los ejecutivos tienen que lidiar con otros ejecutivos, con los empleados, con el público y con los miembros del consejo, y su vida laboral pende de un hilo: cuando la economía se derrumba, el ejecutivo se echa a temblar. No es broma, pero muchas personas se han suicidado porque no han aguatado la presión de ver cómo su empresa se iba al limbo.
- En los tiempos que corren, lo de ser maestro también es profesión de riesgo. Sobre todo si lo eres de adolescentes. Una pérdida de valores, de respeto sobre su figura ha provocado que los datos sobre violencia escolar y agresiones haya aumentado. Además de inculcar una serie de conocimientos, deben mantener a raya a la clase, controlar el comportamiento de los adultos y mantener en todo momento la serenidad y el equilibrio.
- Qué decir de los pobres mineros. Aunque cada vez quedan menos, los que hay pasan el día en un lugar estrecho, con escasa luz solar y sin aire fresco eleva los niveles de estrés al final de la jornada laboral. Los problemas de salud, fruto de estas condiciones, no son extraños. Y encima por un sueldo de miseria.
- Los taxistas son el ejemplo de los malos hábitos. Los horarios pueden ir a la contra de los del resto del planeta y, en algunas ciudades, incluso puede ser relativamente peligroso conducir un taxi a ciertas horas. Si ya de por sí nos pone de los nervios los atascos, imagínate ellos. Y encima de los pasajeros puede esperarse cualquier cosa y ninguna buena. De ahí que muchos tengan un mal humor constante.
Estos son solo algunos ejemplos de profesiones donde su corazón sufre más de la cuenta. Pero hay muchos más, como bomberos, policías, médicos, etc. Lo importante es saber controlarse y pensar que se trabaja para vivir, no se vive para trabajar.